


21 Sep 5 lecciones de «Histeria de Venezuela», la obra de Laureano & Emilio
Laureano y Emilio, con su obra Histeria de Venezuela, han tomado la misión de darnos clases, así, for dummies, para repasar en qué hemos fallado tanto históricamente como en nuestra contemporaneidad, y qué hay que reformar para ver a Venezuela florecer.
Hablando como ellos mismos, haciendo gala de su ojo crítico de humoristas y alternándose personificados como Colón, la Reina Isabel, Francisco de Miranda, José Tomás Boves, Simón Rodríguez y el mismo Simón Bolívar se pasean por una serie de hechos de la historia para hacernos entender, entre otras, varias lecciones que comparto a continuación:
La historia, en contexto
La historia no debe ser solo conocida sino contextualizada. No tiene sentido dejarnos manipular por la incorrección de hechos y conductas que hace 500 años eran consideradas normales. La lectura histórica debe hacerse con discernimiento, de primera mano y no procesada desde la conveniencia manipuladora de alguien más.
Extrañamos delinquir
No es el queso, ni la gente, ni las playas, lo que extrañamos es poder delinquir: manejar borrachos, comernos la roja, poner música duro y poder salir ilesos. Y ese «sabor» que creemos que le falta a otros países no es falta de nada, es institucionalidad, y sí, heredamos de España el individualismo y el irrespeto a la ley pero ha llegado el momento de la civilidad porque Venezuela solo florecerá y se construirá con la honradez de cada uno de nosotros.
Hay que rescatar la lealtad
La hemos perdido y hay que recuperarla: lealtad a las ideas, a los amigos, a los afectos y luchar porque haya valores que nunca estén en venta.
Las parcialidades
La reflexión iracunda y acalorada de Boves (Emilio) respecto a patriotas y realistas nos invita a cuidarnos de esa historia que escriben los ganadores ya que es facilísimo tomar partido hacia un bando pero HAY QUE TENER SIEMPRE EN CUENTA que toda historia tiene dos lados y es nuestra obligación conocer ambas caras a fondo, investigar, contrastar, ¡ser empáticos! para evitar que, una vez más, alguien corrupto e inmoral capitalice «ese otro lado» y prescriba remedios que nada remedian.
Cogito ergo sum
Por último, Laureano personificando a Simón Rodríguez explicaba a Bolívar (Emilio) la importancia de tener calidad en los pensamientos para poder crear una mejor existencia, esa que ansiamos para el país, y los buenos pensamientos comienzan por buenas palabras, por su estudio, respeto y uso correcto. Enfocarse en tener pensamientos claros y buenos es vital como punto de partida para vivir un día en una sociedad más justa y noble.
Esta obra es una gran manera de conectar con lo que somos pero especialmente con lo que podemos (y queremos) ser y Laureano y Emilio nos enseñan cómo llegar hasta allá. Altamente recomendada.
Foto de Tomás Lovera
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